jueves, 24 de junio de 2010

ASPECTOS FORMALES E INFORMALES DE LA LENGUA MATERNA:ESPAÑOL DE VENEZUELA.


La lengua de Venezuela ha ido conformándose a lo largo de los siglos el influjo de influencias diversas, entre las que cabe destacar por su importancia, el primitivo sustrato indígena y la llegada del español de la mano de los colonizadores, la mayoría de los españoles eran originarios de las regiones de Andalucía y de Extremadura trayendo consigo ese acento y modalidad. Otro grupo llegó de las Islas Canarias, muy alejada de la Península Ibérica, y por lo tanto se caracterizaba por importantes diferencias dialectales. El habla de estas regiones es la base del español hablado en Venezuela. A su vez, han recalado en el país numerosos grupos de otras nacionalidades que han ido enriqueciendo el léxico venezolano como el portugués, del francés, italiano, alemán, árabes; sin olvidar, las aportaciones de otros países de Hipasnoamèrica, sobre todo la vecina Colombia.
Actualmente, es sabido que el español es hablado en muchas partes del mundo, la diversificación geográfica contribuye a la creación de dialectos, centrándose un reconocimiento sistema de multidialectal del español hablado en España y América latina. Las diferencias fonéticas, morfosintácticas, lexisemánticas y pragmáticas afectan al sistema del castellano formal. Presentando anomalías como en el caso de Venezuela.
Es necesario destacar, que la lengua es para nuestros habitantes un patrimonio propio que enriquece y remueve de acuerdo con sus necesidades, el vocabulario o lexicote una comunidad esta vinculado su identidad la esencia de nosotros mismos; aquello que nos distingue individualiza frente al otro esta distinción natural promueve la llamada diversidad cultural, elementos esenciales que favorecen la idiosincrasia de los pueblos.
Además, hay que tener presente que al hablar intervienen normas que pertenecen al sistema general del español y normas que pertenecen al sistema social. Este vínculo, necesariamente, va a determinar la formación de rasgos propios del español que se habla en Venezuela, estos rasgos no pudieran ser específicos de nuestra habla, sin embargo, la frecuencia de uso de la significación que adquiere en determinados contextos nos permite considerarlos tales como. Por ejemplo, el sufijo del superlativo-istmo(a) en otros países es propio de un estilo muy formal y, por supuesto, de baja frecuencia en Venezuela, cheverisimo, buenísimo, rapidísimo, se oye en todas las situaciones y en todos los extractos sociales.
En Venezuela, cada día es mas frecuente la pronunciación de un –s al final de algunos tiempos verbales tales como (leistes, comiste). Pero esto no es una norma, es informal; si bien es cierto que en el caso de tu, el verbo casi siempre termina en –s en todo sus tiempos (hablas, corrías, bailabas), en el pretérito del indicativo jamás la lleva (hablaste, corriste, bailaste), por asociación con los demás tiempos, en la lengua oral muchas personas pronuncian este sonido y algunas llegan a escribirlo.
Fonética y fonología
Características particulares del español en Venezuela conocidas como venezolanismos (típicos cambios de una región como ocurre en todas las regiones de todos los países del mundo, sin que esto convierta, necesariamente, el idioma de la región en un dialecto o subdialecto) que sin ser similar guarda una estrecha similitud con el Dialecto andaluz:
Se aspira la /s/ final de las sílabas y, usualmente se cambia por una /h/ si la siguiente palabra empieza en consonante (transformando adiós en adioj y casas en casaj) y se suele perder la d intervocálica (melao en vez de melado; pelao en vez de "pelado", pescao en vez de pescado), incluso al final de la palabra. Con esta elisión, los sufijos -ado, -edo e -ido y sus correspondientes formas femeninas - se convierten en -ao, -eo e -ío. Esta característica se acentúa en los hablantes de la zona de los Llanos. Posee yeísmo y articulación de la “r” hasta su debilitamiento (vorqueta por volqueta, fenómeno visto en Arauca) o su desaparición en el infinitivo (ventiá, aserrá, ordeñá, cogé…)
• Seseo (la s, c y z se pronuncian como s), rasgo compartido por todos los dialectos hispanoamericanos.
• En algunos casos del habla coloquial en lugar de la preposición para se dice pa' por ejemplo Vamos pa' casa de Manuel para decir Vamos para la casa de Manuel. Incluso, muchas veces se dice Vamos pa'que Manuel (mayormente en los pueblos y caseríos, aun cuando se extiende a las ciudades).
• Así como la palabra para en algunos casos del habla coloquial es recortada, también lo son muchas otras. Un ejemplo común sería el de de, omitiendo la d. Vamos pa' casa 'e Manuel.
• Lo anteriormente descrito denota que en Venezuela en algunos casos se suele acortar el lenguaje hablado, utilizando apócopes con mucha frecuencia. De esta manera existen varios ejemplos: fresco por refresco, profe por profesor o profesora, compu por computadora, etc.
• Es muy frecuente el empleo de barbarismos, especialmente en los pueblos y caseríos.
Conserva el sonido de la antigua “h”. Es un rasgo más visto en Venezuela, Arauca y Casanare (joyo, jumo, mojo, jallan, sajuma, ajoga, ajita por hoyo, humo, moho, hallan, sahúma, ahoga, ahíta).
Morfosintaxis
• Un uso que comparten los venezolanos con los colombianos, dominicanos, cubanos y costarricenses es el uso del diminutivo terminado en -ico o -ica, pero sólo se usa con raíces terminadas en -t: ratico, momentico, gatico, o bien se usa combinado con el sufijo -ito.
• Es común el tuteo en el hablar diario o coloquial, y el uso del usted se limita a situaciones de mayor formalidad o al dirigirse a personas de mayor edad. En las zonas andinas cercanas a Colombia es común el "ustedeo" o trato de usted entre familiares y amigos por encima del tuteo.
• El uso del usted para el habla informal está limitado a la región de los Andes por la cercanía con Colombia; el voseo está generalizado en los estados Zulia y Falcón, y también se comparte con el vecino departamento colombiano de La Guajira.
• A pesar de ser un país ubicado en Suramérica, el español venezolano comparte muchas características con las otras variantes del Caribe. Palabras como coño y fino entre otras, son compartidas con otras variantes caribeñas.
Léxico
• Modismos varios:
o "Cónchale vale" como expresión característica del país, es como decir un "caramba", "órale", "vaya", "pucha" o algo así, se usan por separado también.
o "Vale" es también una muletilla característica de los venezolanos. No tiene un significado concreto, y se usa en contextos determinados. Ejemplo: ¡Anda, vale!.
o La palabra "vaina" (grosería en menor grado) significa cosa, objeto, cuestión. Tiene mucho uso en el habla cotidiana. Un ejemplo: "Deja esa vaina quieta". También se usa como exclamación ante un problema. Ejemplo: "La librería estaba cerrada, ¡qué vaina!". Así mismo, se usa la expresión de vaina para expresar algo que estuvo muy cerca de ocurrir. Ejemplo: "Ayer de vaina llego tarde a la cita". Puede significar un todo y un nada. Es de hacer notar que algunas personas emplean las palabras broma o varilla para refinar esta palabra de modo que no parezca malsonante.
o Muchos de los venezolanismos han sido aceptados oficialmente por la Real Academia Española, como parte del idioma español. Ejemplo de ello es la palabra "chévere".
• En el léxico del español venezolano existen numerosos anglicismos e italianismos varios.
Gramática
Suprime, o bien, debilita la –s redundante del plural, verbo gerundio:.: los antioqueño, loj perro, cuatronarice (cuatronarices, especie local de serpiente), loj padrino.
Tiene una composición nominal similar a las hablas costeñas, verbo gerundio: pativoltiao (pata + volteado, es decir, sustantivo + adjetivo).
Formación del pretérito compuesto de subjuntivo con el verbo “ser”, verbo gerundio: “Si no fuera (hubiera) sido por Guadalupe Salcedo…”
La Variedad Formal e Informal del Español de Venezuela. Los llanos.
En el español llanero, modalidad hablada en los llanos venezolanos, una de sus características es un considerable léxico aborígen producto de la fusión de ambos idiomas. La letra s se aspira, así se tiene: "¿Vah a arriá el gana'o?. Hí".
Posee yeísmo y articulación de la “r” hasta su debilitamiento (vorqueta por volqueta, fenómeno visto en Arauca) o su desaparición en el infinitivo (ventiá, aserrá, ordeñá, cogé…)
También tiene la articulación de la “s” (implosiva), la aspiración (maíh = maíz) o pérdida (cataplama = cataplasma). También aparece el rasgo de la aspiración de la “s” prevocálica (ji eñol, eso je li olvida = sí señor, eso se le olvida).
Sus fricativas intervocálicas (b-d-g) se debilitan, o bien, desaparecen en el habla llanera (auacero = aguacero).
Posiblemente lo más típico del español llanero se encuentre en la herencia indígena, en los numerosos términos aborígenes que se han incorporado a esta habla.
Son, a veces, los nombres de las plantas regionales como cumare (Astrocaryum aculeatum), moriche (Mauritia flexuosa), mapora (Roystonea oleracea), suy, yaray, bototo, etc.; entre otras, las denominaciones de objetos de las culturas indígenas adoptados por el criollo como chiramo (utensilio colgante), budare, mapire (canasto), chirama (canasto), catumare (vasija de palma), corota (vasija de totumo), etc.; o los alimentos indígenas adoptados en la cocina criolla como majule (papilla de plátano), catibía (masa de yuca rayada), etc.
Superfluo resulta mencionar la abundantísima onomástica de origen indígena: hidrónimos y topónimos como Guatiquía, Guayuriba, Guarca, Guaicaramo, que cualquier mapa o texto de geografía proporciona por centenares. Tal vez menos conocido sea el aporte indígena a la antroponimia que se advierte en los no pocos apellidos de integrantes de las comunidades hispanohablantes.
Por otra parte, ejemplo de cómo el funcionamiento del idioma en las peculiares condiciones del Llano va produciendo hechos más o menos específicos es la reorganización de ciertos microsistemas léxicos. En toda la región del Casanare “mirar” ha avanzado sobre el campo semántico de “ver” hasta casi desaparecer del habla ordinaria a éste verbo: “Entonces miró el presidente Rojas Pinilla que el Llano era una gran belleza”, “¿Él no está por aquí? – No, no lo he mirao”; “Yo ya no miro pa’ trabajar esta cosa”; y el mismo fenómeno parece comenzar a afectar la pareja “oír – escuchar” en la que el último tiende a absorber al primero.
Típico también del Llano es la clasificación de las musáceas comestibles cultivadas en tres grupos: plátanos, cambures y topochos; la gran importancia que en la vida del llanero tiene esta última variedad hace que se forme con ella una clase especial.
El influjo indígena aparece también de un modo indirecto y mediatizado, no ya en lenguas aborígenes sino debido a las especialidades características de la convivencia de las comunidades criollas e indígenas, características que vienen a resultar muy indicativas de las relaciones entre dichas comunidades, es decir, entre la sorda lucha que sigue desarrollándose entre ellas, fenómenos caracterizados por los conceptos que el criollo tiene respecto del indígena: “tunebo” equivale a “montaraz” (Pore), “guajibo” a “tímido o huraño” (Arauca); y en Puerto López se escuchó un refrán que bien podría explicar por sí solo las luchas entre los llaneros y los indígenas que causaron conmoción en la comunidad colombiana: “Ni burro es bestia ni indio es gente, ni casabe sirve pa’ bastimento”.
Es muy común que el venezolano piense que su modo de hablar es coloquial u ordinario cree que incurre constantemente en vicio del lenguaje, por que emplea expresiones, frases y voces que solo se escuchan en Venezuela o por otra parte de América, pero que no se une en España, esta aparición que tienen no pocos de su lenguaje es tanto errada como distante de la realidad.
En efecto, la manera de hablar del venezolano se distingue de otra de América y de España por la abundancia de sufijos, estos responden tanto a una necesidad del hablante venezolano de precisar mejor el significado de una palabra como a que mediante una sola voz se puede transmitir varios significados a la vez.
La principal implicación de esto es que el venezolano, con su modo de hablar busca sorprender la imaginación de su interlocutor y dar así tanto muestra de su ingenio como de su buen humor, incurre en informalidades en el uso de la lengua.